IMPULSAR LA CREATIVIDAD
La creatividad debe ser un hábito para resolver situaciones y problemas con algo nuevo, necesitando de un entorno favorable que nos ayude a reflexionar y generar ideas.
Uno de los factores determinantes es despertar el interés en los equipos de trabajo por el propio aprendizaje, estructurando el propio camino de la creación compartida grupal; algo absolutamente imprescindible en la situación actual de pandemia, que está incidiendo en la propia motivación y estados psicológicos de los trabajadores de las empresas.
Si establecemos los procesos creativos, la vida en la organización se hace más divertida e interesante, colaborando con el triunfo y mejora del rendimiento.
Al ser una habilidad, y como todas, hemos de aprenderla y desarrollarla, para posteriormente poder aplicarla. Utilizar técnicas como el pensamiento lateral, los 7 sombreros, in/out the box, desafíos y provocación, etc., nos ha de llevar a una creatividad seria que se pueda sistematizar y que aporte valor para la propia empresa.
No quiere decir que no haya ensayo-error, ya que a través de los propios errores se han de encontrar vía y caminos de nuevas oportunidades empresariales.
Es muy importante que durante el propio proceso de creación compartida la gente se divierta, utilizando la parte derecha del cerebro, uniéndola con el hemisferio izquierdo; de esa manera iremos consolidando el botón de la creatividad.
Desarrollemos un calendario, con plazos concretos y desenmascaremos las culpas transferidas (laborales, familiares, sociales o educacionales), cambiando el enfoque con lateralidad y trabajo. La creatividad es también transpiración y trabajo.
Si logramos trabajar en equipo, y sobre la creatividad perceptiva y constructiva, conseguiremos una creatividad cooperativa y corporativa, que se oirá consolidando, generando valor y mayor competitividad.
Todos los juegos que hagamos han de estar alineados con las propias visiones divergentes y convergentes, que nos lleven a buscar soluciones a problemas concretos de la propia empresa, los consumidores y clientes, y diferentes interlocutores.
Los modelos creativos están muchas veces basados en los propios datos y visiones marginales (principalmente por el origen económico-financiero de centrarnos en las décimas), que hacen que exploremos cosas y situaciones que otros no han percibido ni tenido en cuenta nunca.
Cuando unimos la creatividad con la innovación, pasamos a las actividades que transforman las ideas en hechos para ser mejores y más competitivos en el mercado.
La habilidad creativa ha de estar en equilibrio con la del pensamiento analítico (pasar del todo a partes), y logrando ese equilibrio estaremos en el camino del éxito. Es necesario salir de la zona de confort y las propias rutinas defensivas, en las que muchos profesionales se parapetan, si queremos evolucionar como empresa.
Las empresas deben crear modelos de creatividad, con los 5 factores fundamentales que lleven a generar confianza, fomentar la cultura de la propia innovación, experimentar, reinventarse y comunicar los resultados. Uno de los referentes mundiales es 3M, donde los casi 90.000 empleados saben que el 15% de su tiempo lo pueden dedicar a la propia innovación, con promociones y ascensos horizontales que les permite retener el talento interno.
Cuando actuamos sobre los valores, conductas, generamos el ambiente, aportamos recursos y establecemos procesos creativos, la empresa logrará el éxito sobre la propia innovación. Siempre que establezca el modelo del liderazgo cooperativo, donde la gente colabora y se complemente, lejos de tener exclusivamente el comportamiento burocrático. Cuando en las empresas algunos directivos o departamentos se acomodan en normas, reglas y procedimientos, se convierten en enemigos de la creatividad, y la forma de afrontar soluciones a problemas y toma de decisiones. Esto es un verdadero lastre, promovido en ocasiones por personas temerosas y desconfiadas, que para cada paso presentan muchas preguntas inquisidoras.

Los burócratas, y la burocracia que generan, sustituyen los valores de la organización en reglas y más reglas que inducen a la parálisis con personas obsesionadas solamente por los procedimientos. Pero no es el único enemigo, porque también existen los iluminados con exceso de creatividad, ya que no modelizan ni sistematizan nada, y los valores son destruidos por desorden y dispersión. Es fundamental encontrar claros equilibrios, que orienten las actuaciones hacia el negocio y la mejora de resultados, con incremento de la propia competitividad.
Desde TW CONSULTING apostamos por el desarrollo de la habilidad creativa con un taller que potencia la creatividad perceptiva y la compositiva, con metodología que estimula el círculo virtuoso de Leonardo con el modelo MIC, de Innovación Competitiva, a través de la creación compartida; el taller es sencillo, útil y práctico, con desarrollo de casos y ejercicios y la puesta en marcha de planes de acción.
Javier Rodríguez